¿Cuándo un sector es aún casi un “recién nacido”, y cuando la innovación es el concepto intrínseco que lo caracteriza, cabe añadir más innovación a lo nuevo? La respuesta es sí. De hecho, una actividad como el FinTech, que tiene en la tecnología uno de sus pilares, no puede permitirse el estancamiento. Si una startup especializada en FinTech para, siempre vendrá otra que le pasará por encima por su mayor empuje. Hay que recordar, además, que el sector en el que las FinTech irrumpieron, el financiero, es muy tradicional, así que, o la revolución sigue, o la involución podría colarse por cualquier resquicio.
Las FinTech seguirán empujando el cambio
Aunque se trata de un fenómeno global, es cierto que el grado de desarrollo, implantación y uso de los productos FinTech no es homogéneo en todas las zonas del planeta. Sin embargo, sí se pueden apuntar algunas tendencias que se darán en muchos países en los próximos años, y que acabarán llegando a prácticamente todos, antes o después.
Empecemos por las alianzas. Decíamos que el financiero es un sector muy tradicional que, sin la aparición de las FinTech, seguramente habría continuado sin generar cambios de calado. Sin embargo, los bancos han tardado poco tiempo en darse cuenta de que algunas de las ventajas que las apps podían aportar a sus clientes acabarían robándoles más mercado del que estaban dispuestos a dejar escapar. De este modo, muchas entidades financieras han dejado de mirar de lejos al “enemigo” y lo han sumado a sus filas. Estas colaboraciones entre banca y empresas FinTech van a seguir dándose.
Particulares y pymes: llega su momento
Varios factores van a hacer a particulares y pequeños negocios protagonistas de la oferta FinTech. Por ejemplo, la oportunidad que se abre para ellos gracias a la mayor competencia en la oferta de servicios bancarios que impulsarán las regulaciones pro Open Banking (caso de la PSD2 en la Unión Europea). Esta mayor competencia bajará (en algunos casos, incluso eliminará), previsiblemente, las comisiones que la banca ha venido cargando a sus servicios.
Además, tanto las FinTech “puras” como la nueva oferta que ofrezcan las entidades tradicionales a través de alianzas con startup tecnológicas mejorarán la atención al cliente, personalizando servicios y mediante interfaces más amigables e intuitivas. Por otra parte, la tecnología está impulsando procesos de aprovechamiento de los datos y de automatización de tareas de las que los clientes –también los pequeños –podrán sacar mucho beneficio para sus finanzas y negocios.
Plantar batalla a los bancos, también en sus sectores estrella
Si bien las primeras ofertas de FinTech se centraban sobre todo en añadir valor a través de aplicaciones prácticas para el día a día del cliente, más ágiles, más personalizables, etc., estas novedosas empresas ya llevan un tiempo compitiendo en servicios más tradicionales y exclusivos de la banca, como préstamos o transferencias. Y va a ir a más. Es la parte del león de los servicios financieros y, dado que las nuevas regulaciones lo permiten (cuidando con que se realice con las máximas garantías para el cliente), las FinTech van a lucar por recibir su parte del pastel en cuestiones como los pagos en tiempo real o los préstamos hipotecarios o al consumo.
Pero, además, nuevos sectores entran en juego para que las FinTech aporten su experiencia y tecnología a otras áreas de servicio y consumo. Así veremos evolucionar y popularizarse términos como Insurtech (suma de los términos “seguros” y “tecnología”); Proptech (tecnología aplicada al mercado inmobiliario, con ofertas relativas a inversión, gestión o comercialización); Regtech (que pone al servicio del cumplimiento de la regulación financiera por parte de las empresas el uso de tecnologías como big data o blockchain); o Legaltech (startups que llevan la tecnología a los servicios legales). Todo un camino por recorrer que aún está lejos de agotarse.